Crónicas

 

“Güie Bdie”: un embrujo para el paladar

 

 

El calor es seco y provoca una sed abrumadora y exacerbada, mejor ambiente no puede haber  en este domingo primero de abril en que se llevará la XIII Feria del Tejate- “Güie Bdie” en lengua zapoteca- 2012 en San Andrés Huayapam, Oaxaca, donde el protagonista indudable es el tejate, bebida milenaria que ha trascendido culturas al llegar a un sinfín de paladares que se han dejado invadir por su extraño y dulce sabor, que le ha merecido el título de “bebida de los dioses”.
La cita inicia desde los albores del día, las mujeres productoras esperan con coloridas jicaritas donde el bebedizo es servido.
Es algo más que vender por vender, es un intento por preservar sus costumbres y además mostrar con orgullo  a quien desee venir todo lo que pueden lograr con la perfecta combinación de cacao, maíz, ceniza, pisles- que son esos huesitos de mamey-, flor de cacao. Todo distribuido en un proceso donde las manos juegan un papel primordial.
La gente arriba al lugar tras un viaje corto. Para quienes vienen desde el centro de la ciudad llegar les ha tomado poco más de media hora de trayecto en transporte, eso sí, los camiones a reventar porque la demanda para ir a este lugar hoy resulta inmensa. Después otros cinco minutos para llegar a la sede, donde la iglesia y el municipio del lugar no lucen salvo que uno se adentre hasta la feria, que entre lonas coloridas y flores de bugambilia en casi todos los puestos  opacan todo lo que los rodea.
El tejate está dispuesto en cazuelas de barro, al lado las jícaras rojas con adornos florales o bien vasos desechables para el que guste irlo tomando.
Son las 9 de la mañana y las mujeres visten trajes típicos para hacer de esto una fiesta, algunas todavía preparan su bebida, otras la tienen ya en su punto.
Muchos puestos más forman parte del evento, pueden degustarse los tamales de chepil, de dulce, mole, rajas, al mismo tiempo que encuentras cocos endulzados, pulque, mezcal, ciruelas en vinagre, mangos preparados con ese toque dulzón y picoso y los infaltables dulces regionales como menguanitos, mamones, borrachos, cocadas, barquillos, entre otros.
Numerosas siluetas empiezan a inundar las angostas calles del lugar, con las manos alzadas para que su tejate no se derrame, las paradas continuas y necesarias para degustar algo de esta riqueza gastronómica.
Los vendedores sonríen a todos, al vecino, al paisano, al gringo como les llaman a los americanos y hasta a los franceses que aunque pocos, hacen acto de presencia.
La entrada es adornada por un letrero elaborado a base de flores de todos los colores donde se puede leer: “Feria del Tejate… bienvenidos”.
La señora Elodia, quien prepara tejate, nos ha afirmado que el brebaje a base de cacahuate también existe y al probarlo no hay más que decir, el sabor se asoma.  Doña Elodia lleva casi veinte años preparando esta bebida y afirma que es un gusto ver como la gente la toma con tanto deleite, claro que  el que más gusta es el de cacao pero el de coco también “jala” dice en su jerga de vendedora.
El trayecto sigue, la feria tiene forma de cruz, teniendo en su punto medio  el municipio donde se presentan bailes del estado, Pochutla y sus versos invaden las calles con sus risas y música, luego Flor de Piña desde Tuxtepec muestra los colores de sus huipiles.
El sol irradia rayos que traspasan las lonas, la gente está sudando pero eso los motiva a seguir tomando la refrescante bebida. Ya el mediodía ha quedado atrás y la gente no es la misma pero el sitio luce atiborrado, sombreros, huaraches, blusas bordadas, un escenario que combina con ese calor que más que mitigarse se ha intensificado.
La música de fondo ahora es de estilo duranguense y se oye distante, un poco fuera de sitio, cuestión que perciben los organizadores porque momentos después se vuelven a escuchar las propias del lugar, unas chilenas muy animadas.Aquel hombre  del pulque vende al por mayor, su maguey también es un éxito, tanto en la venta como de soporte para su sombrilla protectora del quemante e invasivo sol.
 La señora de los tamales casi termina y cuando el joven indeciso regresa por más ella ha vendido todo y hasta  se nota en su rostro satisfacción pero anhelo por haber tenido más producto.De pronto la lluvia irrumpe con gotas que poco a poco van cobrando terreno, el cual pese a ello no es abandonado por la gente que sigue como si nada.
La tarde ha caído, en ese transcurrir muchas mujeres han tenido que volver a preparar el tejate más de una vez, el de cacao a la cabeza en preferencia, mientras que el de coco poco a poco logra endulzar el paladar de más de uno y el de cacahuate con cierto recelo es probado y aprobado.
Es hora de partir y la muchedumbre empieza a recoger sus pasos para partir del sitio. Una travesía los espera, pues los camiones son insuficientes y la fila crece sin parar, los atrevidos han optado por caminar hasta la salida a la carretera internacional y así bajar también un poco esa sensación de llenadera total.